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Sobre  

Viví en una finca hasta los cinco años. No había luz ni televisión, pero mi papá era un buen narrador. A los cinco ya nos había contado el Antiguo Testamento a mi hermana y a mí, El Quijote, Las mil y una noches y los cuentos de Perrault, Lewis Carroll, Édgar Allan Poe, los hermanos Grimm y Collodi; la biografía de Alejandro Magno, la de Cosiaca, la de Pedro Rimales y algunas historias de guapos y de espantos.

Estudié Sociología y Comunicación Social en la Universidad de Antioquia y vivo del periodismo. Me gusta escribir, lo disfruto, pero también me angustia. Pienso que la escritura es como un músculo, que si no se ejercita se adormece y por eso trato de estar entrenada.

Procuro que mis textos sean honestos, que contengan imágenes, que sean entretenidos y fáciles de leer. Escribo sin ninguna pretensión y a veces para mantener una costumbre que me encanta: intercambiar cartas, ahora correos electrónicos, con los amigos. Con ellos comparto algunas narraciones y a cambio recibo las de ellos.

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